miércoles, 30 de septiembre de 2009

Batman: Mask of the Phantasm




Una de mis películas animadas favoritas que deriva de una gran serie como Batman: The Animated Series, con toques de cine policíaco negro, ambientación de los años 40 e ilustraciones sencillas pero de gran fuerza, inspiradas en el Art Deco.

Batman: Mask of The Phantasm es quizás la más fiel adaptación de un cómic del hombre murciélago, más incluso que Batman Begins, donde se retrata a cabalidad su carácter detectivezco y los traumas y obsesiones que arrastra el protagonista, enriqueciendo así su carácter más humano. Además cuenta con una atmósfera oscura y un guion inteligente, por lo que está lejos de ser un filme para niños como se quiere calificar a toda película animada.

Mención aparte merece el maravilloso soundtrack a cargo de la fallecida Shirley Walker, que sigue la línea de Danny Elfman pero agregándole una atmósfera ad hoc para la ambientación general del filme, con melodías que recuerdan más al cine clásico de los años 40 o 50.

Esta película trata del regreso de un villano llamado Phantasm, quien asesina a diversos hombres vinculados con la mafia de Gotham, crímenes que la policía atribuye a Batman. Al mismo tiempo Bruce Wayne se reencuentra con un viejo amor, Andrea Beaumont, que en el film se cruza con flashbacks de aquellos momentos que compartieron juntos, la posterior separación y el inicio de Bats en su cruzada contra el crimen.

Finalmente se descubre que Andrea y Phantasm son la misma persona, quien busca venganza por la muerte de su padre a manos de los mafiosos que ha ido asesinando selectivamente, hasta llegar al Joker (doblado magistralmente por Mark Hammil, Luke Skywalker en Star Wars) quien antes de ser tal había trabajado con ellos. Por ello Batman trata de evitar que Andrea tome medidas tan drásticas, sin saber que ocurriría un desenlace trágico donde su amada volvería a desaparecer de su camino.

American Psycho (Film)



Basada en la novela de Bret Easton Ellis, American Psycho relata la vida de Patrick Bateman, un yuppie neoyorkino que tiene una vida bastante acomodada, dedicándola a cuidar su cuerpo con ejercicios, dietas y lociones, ir a exclusivos restauranes y pubs, vestir elegantes ternos y escuchar música pop (de hecho hace interesantes comentarios a sus comensales sobre Phil Collins, Huey Lewis and the News y Whitney Houston)

Pero en el fondo tanta frivolidad lo lleva a carecer de emociones y más bien siente desprecio por el ser humano, lo que lo lleva a cometer sangrientos asesinatos, especialmente contra mujeres a las que seduce con su elegancia e inteligencia, para luego matarlas tras unas orgías y juntar sus cadáveres en su departamento.

Destaca en actuación principalmente Christian Bale, quien le da al personaje una escalofriante aura sicótica y humor negro que logra camuflarse tras la apariencia de un elegante y sofisticado hombre de negocios de la alta sociedad de Manhattan. La escena donde corre desnudo con una motosierra y el cuerpo pintado de sangre contra una de sus víctimas es aterradora, así como cuando aniquila a hachazos a su rival en los negocios, Paul Allen (Jared Leto).

En el reparto llaman la atención Reese Witherspoon como la novia de Bateman, Chloe Sevigny en el rol de su secretaria, y Willem Dafoe como el detective tras sus crímenes.

American Psycho es una satírica mirada a los yuppies de los 80 en Estados Unidos, y quizás pueda ser vista como una crítica a la vida frívola que llevan algunas personas, pero ante todo es un soberbio filme de suspenso, con una genial fotografía y buena banda sonora.

Anthrax - Sound of White Noise




En esta ocasión me referiré a uno de los discos que más me han impactado en todo el tiempo que llevo escuchando música, se trata del Sound of White Noise de Anthrax.

Recuerdo que la primera vez que escuché a esta banda fue allá por el 94, cuando ví el videoclip de Only y quedé encantado, pero pasarían un par de años para recibir de regalo de cumpleaños en 1996 el cassete original del Sound, que tenía muchas ganas de escuchar tras leer un comentario sobre él en una revista Metal Hammer del año 1993. Luego de ponerlo en mi personal quedé enganchado con él, y con el tiempo pasaría a ser uno de mis elepés favoritos.

En este trabajo debutaba el ex vocalista de Armored Saint, John Bush, quien también en su momento se dió el lujo de rechazar una oferta de Metallica para ser su cantante en la época previa al Kill em’ All. Bush llegaba en reemplazo de Joey Belladonna, el histórico cantante que comenzaba a tener conflictos con Scott Ian y cía lo que finalmente derivó en la ruptura. También significaba el cambio de la banda del Sello Island a Electra.

El disco en sí es mucho más oscuro que los trabajos previos, sin ese humor satírico en las letras (como Among The Living o State of Euphoria) ni tampoco con los riffs y ritmos característicos de su thrash pichanguero pero sí se trata de un disco bastante denso, sin perder su esencia metálica y a la vez con mayores efectos de guitarra y atmósferas melódicas, lo que lo convierte en uno de los trabajos más originales y maduros en la carrera de Anthrax.

Sin embargo, en su momento no fué tan bien recibido, pues al sonar diferente al Anthrax clásico algunos fans nostálgicos lo rechazaron y otros encontraron que se estaba orientando al Grunge (?), cuando en realidad de ese estilo no tenía nada, a lo más algunos riffs sabáticos que se pueden escuchar en bandas del estilo, aunque el productor, Dave Jerden, había trabajado con Alice in Chains.

También algunos fans opinaban que la voz de Bush era algo grunge siendo que su registro vocal en verdad es el mismo que ha mantenido desde Armored Saint. Y en realidad se trata de un excelente vocalista, en mi opinión mejor que Joey.

En lo personal si bien me encanta la etapa con Belladonna y Neil Turbin Sound of White Noise es lejos mi favorito, desde que comienza con esos golpeadores riffs de Potters Field, pasando por la maravillosa Only (según James Hetfield “una canción perfecta“), Room For One More, Hy Pro Glo y la potentísima 1000 Points of Hate, la canción más agresiva de esta producción y donde la banda demuestra que aún sigue en la vena Thrash aunque con otros matices.

Por otra parte tenemos la lenta Black Lodge, con uso de trémolo en las guitarras y que en su totalidad es un hermoso tema. Sigo sin entender el asco que le hacen algunos metalheads por las baladas siendo que grandes bandas han hecho temas maravillosos en ese estilo.

Este trabajo daría inicio a la era Bush, la que duraría por algunos discos no muy aceptados por algunos fans. De ellos he escuchado sólo Stomp 442 (ya sin el guitarrista Dan Spitz y que contó con la colaboración de Dimebag Darrell) que es bien ameno aunque no superior a lo hecho anteriormente. Sin embargo, hace un par de años regresaron Joey y Dan para una gira de reunión de la banda y la grabación de un disco en vivo, el impresionante Alive 2.

No obstante, la paz no duraría mucho porque Joey se iría nuevamente por lo que Scott Ian, el batero Charlie Benante y el bajista Frank Bello contrataron un nuevo cantante y se espera un nuevo disco, no estoy al tanto de para qué fecha, pero es de esperar que no desilusione.

Pero bueno, eso es harina de otro costal.



martes, 29 de septiembre de 2009

W.A.S.P – “The Crimson Idol”.




Hablar de W.A.S.P significa referirse a una de las bandas de heavy metal que en los ochenta irrumpió la escena con una agresiva y polémica imagen, ganando adeptos que, junto al éxito en ventas de discos, lograron su consolidación y que se mantengan en pie hasta nuestros días. Dentro de toda su discografía han existido trabajos destacables para la crítica y los fans, pero sin duda el más ambicioso de ellos ha sido "The Crimson Idol", disco conceptual grabado íntegramente por el vocalista y líder Blackie Lawless tras la salida del guitarrista Chris Holmes.

Sin duda que se trata de uno de los mejores trabajos de heavy metal lanzados en los 90, tanto por la fuerza, emotividad y sentimiento que plasma cada una de sus canciones, relatando una historia con dramatismo y oscuridad pocas veces oído en una obra musical, con riffs llenos de agresividad, rabia, melancolía y feeling al mismo tiempo, junto a una impecable ejecución de los instrumentos donde destacan la batería (grabada por Frankie Banali y Stet Howland) y las guitarras a cargo de Lawless y Bob Kulick; todo lo anterior acompañado de teclados y guitarras acústicas.

Vamos a lo central, que es el mensaje de un disco conceptual. "The Crimson Idol" relata la historia de Jonathan, un joven visto como la oveja negra en su familia, sus padres no lo quieren a excepción de su hermano mayor que era el ejemplo de todos, admirado por Jonathan pero que muere en un accidente de autos. Desolado y sin amor en el hogar, decide escapar de ahí con su guitarra para luego caer al oscuro mundo de las drogas y el alcohol.

Lo anterior comienza a vislumbrarse en la introducción "The Titanic Overture", con guitarras acústicas que van dando paso a riffs más agresivos pero no menos emotivos. Pasamos a la grandiosa "The Invisible Boy" que nos presenta al protagonista de la historia y su oscura relación intra familiar, un tema en la vena del clásico W.A.S.P.

Luego seguimos con "Arena of Pleasure", "Chainsaw Charlie (Murders In The New Morgue)" que siguen en la misma línea de un heavy metal agresivo y épico, especialmente este último que ya ha pasado a ser un himno de la banda. Son en estos cortes donde se muestra el momento en que Jonathan se va de casa en busca de una mejor vida y es contratado por Charlie, el presidente de una importante disquera, que le promete un mundo de ensueño como estrella del rock, pero donde sólo sigue en un espiral de excesos y amargura mientras que el empresario busca sólo utilizarlo para su propio beneficio y ganar fortuna. Jonathan comienza a vivir la vida de un músico famoso, rodeado de fans y groupies que no logran llenar su vacío interno.

Luego seguimos con "The Gypsy Meets the Boy", un tema más tranquilo y melancólico acompañado de guitarras acústicas y que nos recuerda que estamos ante una auténtica opera de heavy metal, emotivo de principio a fin. Los siguientes tracks son "Doctor Rockter" y "I Am One", que retoman la onda más rabiosa y heavymetalera de W.A.S.P.

Es en estos instantes donde apreciamos a Jonathan buscando respuestas a su destino, ya como estrella del rock trata de llenar el vacío que significó para el la falta de cariño de sus padres, algo que relata con mayor dramatismo en la maravillosa balada "The Idol". Las palabras no son suficientes para describir este tema salvo que la emoción en la música, las letras y la manera en que las transmite Blackie Lawless hacen que uno sienta empatía por Jonathan, y es muy difícil no conmoverse con líneas como "Where is the love, to shelter me, Give me love, come set me free..."

Pasamos a otra balada, "Hold on to my Heart" de bonitas melodías aunque no tan intensas como "The Idol", para luego finalizar con la apoteósica "The Great Misconceptions of Me", tema que recoge elementos de los temas anteriores como haciendo un viaje por lo que fue toda la vida del protagonista, quien recuerda por lo que ha pasado y hace un desgarrador balance de ello. Su historia concluye en momentos en que busca la aprobación y el cariño de sus padres ahora que es famoso, los llama por teléfono antes de un concierto pero sólo recibe una respuesta que concluye con la amarga frase "We have no son", luego sube al escenario y se suicida ahorcándose con las cuerdas de su guitarra.

Sin repetir el porqué se trata de un excelente disco, "The Crimson Idol" nos deja un mensaje a todos los que buscan su lugar en este mundo y por una u otra razón no lo encuentran, junto con tener cuidado con lo que depara el destino: "Be careful what you wish for, cause ir may come true" . Llama la atención que en la contraportada aparezca la imagen de Blackie Lawless en el retrato de Jonathan, como si quisiera mostrarnos que "The Crimson Idol" fuese una suerte de autobiografía. Dato curioso es que el padre del protagonista se llama igual que el suyo, William, y a quien dedica esta placa.

domingo, 27 de septiembre de 2009

WATCHMEN (Película)


Inauguro este blog publicando un comentario que escribí hace algún tiempo sobre el film Watchmen, basado en el cómic del mismo nombre y que fue una de mis películas favoritas dentro de lo visto este año.

Sería injusto poner una baja calificación a Watchmen, la última producción de Zack Znyder, por no ser totalmente fiel al cómic original de Alan Moore y Dave Gibbons, ganador de varios premios y considerado por la revista Times una de las mejores novelas del silgo XX, y sin embargo algunos críticos de cine así lo consideraron en su momento.


Desde un principio se sabía que adaptar una historieta de 12 capítulos y con varios relatos paralelos que se cruzan entre sí, a una película de poco más de dos horas no iba a ser tarea fácil, pero Snyder se atrevió pese al rechazo de Alan Moore de incluir su nombre en el film, y el resultado en lo personal superó las expectativas. Si bien se omiten algunos aspectos y se cambian ligeramente otros, la película de Watchmen conserva lo fundamental que ha hecho al cómic una de las grandes novelas de ficción de todos los tiempos y que en su época rompió esquemas al derribar el mito de los superhéroes, mostrándolos con más debilidades que fortalezas.

Lo anterior se demuestra al saber retratar las motivaciones y personalidades de los personajes, desde el resentimiento de Rorscharch, los delirios de grandeza de Ozymandias, la indiferencia del Dr. Manhattan hacia la condición humana y sus emotivos viajes por el tiempo, lo que se desarrolla en la ambientación en un Estados Unidos del año 1985 en plena guerra fría, con Richard Nixon en un nuevo período de mandato y todo esto envuelto en la paranoia de una inminente guerra nuclear contra la Unión Soviética, que se preparaba para invadir Afganistán, limentada por el sensacionalismo de la prensa en ese entonces.

Hay momentos en que la película logra reflejar muy bien la emoción de las viñetas y otros en que carece de ella, aunque las fallas no logran opacar el conjunto de lo que es el filme. Mención aparte es la escenografía, hay imágenes que son calcadas del cómic, y en general la ambientación recrea dignamente la oscuridad y violencia vista en cada capítulo. Cabe destacar lo bien logrado que resultó ser el soundtrack, con canciones pop y rock de los setenta y ochenta, más piezas de música clásica, que intensifican el dramatismo de las escenas, como si dichas composiciones fuesen escritas para la película.


En resumen, un filme que adaptó dignamente la obra maestra de Alan Moore, pese a no alcanzar completamente su grandeza, y que merece tantos elogios como en su momento los recibió The Dark Knight.